Papa Noel atravesaba la calle vacía de automóviles a paso ligero, cargado con un saco lleno de regalos. Iba jadeando, el peso del saco junto a los kilos de más de su cuerpo hacían mella en él; “¡
Se van a enterar esos malditos renos cuando vuelva a casa¡ ¡
Será posible¡¡Una huelga en plena Navidad¡” iba pensando el abuelo, recordando el momento en que Rodolfo, el representante sindical de los renos, entró en su despacho y le dijo que querían doble ración de forraje y de sima, a partir de ese momento. ¡
Por supuesto que no¡ contestó él, y entonces Rodolfo muy educado, eso si, le dijo que se buscara otros esclavos para tirar de su trineo.
Y allí estaba, en Madrid, sudando como un cochino, por que el mes de diciembre de 2005 estaba siendo excepcionalmente caluroso en esa zona, y su precioso traje rojo, confeccionado con plumón de ave, estaba muy bien para los fiordos, pero para aquí...
Aceleró el paso con un gran esfuerzo, debía darse prisa o no le daría tiempo a terminar su trabajo, además si se pasaba de hora, los gnomos que había contratado para tirar del trineo, le pedirían un sobresueldo y no estaba la economía para muchas fiestas.
Así que resoplando se dirigió a la siguiente dirección de su lista.Al torcer la esquina se encontró de frente a un par de chicos sentados en un banco. Frenó en seco, y miró hacia todos lados buscando un sitio donde esconderse. En ello estaba cuando uno de los chicos miró en su dirección y abriendo los ojos como platos, le dio un codazo a su compañero; “
¡tío, alucina¡” le dijo, y el otro oyendo esas palabras con tan gran significado, miró a lo que alucinaba a su colega; “¡
ostias¡” respondió, empezando a reír bajito y acompasadamente “
ji,ji,ji”.
Papa Noel no supo que hacer, era la primera vez que se encontraba en una situación parecida; alguna vez que otra había tenido que esconderse precipitadamente en alguna casa, cuando algún crío se había levantado al escuchar en sueños los escasos ruidos que producía dejando sus regalos, pero ¡esto¡ ¡
Señor, estaba perdiendo facultades¡Los chavales se levantaron del banco y se acercaron al tipo vestido de
Papa Noel, riéndose y hablando en voz baja. Cuando llegaron a su altura, uno de ellos le tendió el cigarrillo que llevaba en la mano. “
pilla colega, que te lo mereces, hay que tener güevos para salir a la calle vestido así”, le dijo.
Papa Noel cogió el cigarrillo del chico y lo miró sorprendido; “
yo no fumo, gracias” le contestó, “
ya tío, ni yo, el tabaco es veneno, pero esto es gloria, tio. ¡Venga, dale” Y
Papa Noel, para no desairar al muchacho, le dio una pequeña calada. “
Pues está rico ésto” pensó y volvió a darle otro tiento.
Dos canutillos más tarde,
Papá Noel sentado junto a los dos chicos en el banco, les contaba sus aventuras, mientras ellos le miraban extasiados. Uno de los chicos, le miró fijamente y le dijo “
tío, podías hacernos un favorcito”, “
claro, majo, lo que tu quieras, para eso estoy” le dijo
Papa Noel con una sonrisa boba en la cara, “
pues mira, es que teníamos que llevar este paquete aquí al lado, pero acabo de acordarme que mi madre me dijo que le comprara una barra de pan, y voy a tener que acercarme al Seven-Eleven más cercano, y los colegas están esperando el paquete y se van a poner pelín nerviosos, así que tu, que eres tan majo y te pilla de camino se lo llevas”.”
Pues muy bien, yo se lo llevo” dijo
Papa Noel contento de poder ayudar a esos dos chicos tan amables.
Los chicos le indicaron el camino y dándole un abrazo salieron pitando en dirección contraria,
Papa Noel, sin darse cuenta que los chicos se habían llevado su saco, inició la marcha; se sentía muy ligero y contento, y con unas ganas tontas de reír a cada momento.
Llegó al portal donde debía entregar el paquete, pero no vio a nadie. Empujó la puerta y al ver que estaba abierta, entró. Buscando el interruptor de la luz a tientas, su mano encontró una cara.,¡
Ay¡ dijo,
¡que susto, perdón¡ La luz se encendió y un tipo malencarado le sonrió; “
¿y tu quién eres? Le susurró, “
yo vengo de parte de unos chicos que me han dado un paquete para dejar aquí” “
Ya, ese cuento ya me lo conozco yo, ¿me das el paquete, por favor? le dijo, mirándole fijamente a los ojos. La mirada de aquel hombre hizo que
Papa Noel se asustara un poco, y rápidamente le tendió el paquete.
El hombre quitó los papeles de periódico en los que estaba envuelto, y lo abrió. Sacó una navaja del bolsillo, y con la punta cogió un poco de los polvos blancos que había en la caja, y se los puso en la lengua. Lo saboreó, cerró la navaja y mirando a
Papa Noel, sacó unas esposas de su bolsillo trasero y le dijo “
Quedas detenido”.
Los diarios del día 26 aparecieron todos con el mismo titular “
PAPA NOEL DESAPARECIDO”, más o menos, todos publicaron lo mismo, “
Miles de niños en toda España habían tenido la Navidad más triste de sus cortas vidas; ¡Papa Noel no había dejado ningún regalo¡ ¡Inadmisible¡ El gobierno, apoyado por todos los partidos políticos estaba estudiando la posibilidad de demandarle, y pedir su extradición para juzgarle en el pais”.
Pocos lectores de los diarios, repararon en una pequeña noticia :”
Detenido el jefe de una banda de narcotráfico. El interfecto pretendía desorientar a la policía disfrazado de Papa Noel”-
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