domingo, julio 29, 2007

Luz

¡Y la luz se hizo!

Y al día siguiente los animales
marinos y las aves
creados por Dios
despertaron con el sol.

En el sexto día
las serpientes se dejaron
acariciar por su luz.


Las semillas iniciaron
su ascensión
y el gallo entonó
su canción.

Y el hombre se despertó,
miró hacia la gran esfera
brillante
y le dijo a Dios
¿Para cuando piensas crear
el factor 30 de protección?

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viernes, julio 27, 2007

O cambio o me da un infarto

Tengo que encontrar la forma de no ser aprensiva. Ayer llamé a la clínica donde me hice unas mamografías para preguntar si podía pasar a recogerlas.
La enfermera me dejó un buen rato esperando y cuando contestó, miles de gusanillos inundaron mi estómago "Aún no están, la doctora los está mirando muy despacito, llama mañana".
Colgué, y mi imaginación se puso en movimiento a toda pastilla. "¿Habrá visto algo raro?" "Seguro que es cáncer". Así me pasé todo el día de ayer. Unas veces dándome ánimos y otra veces con la moral por los suelos.
Hoy he vuelto a llamar, me han vuelto a dejar esperando, y cuando me ha contestado me ha dicho "No están, llama el lunes"
"¡Qué pasa!¿Hay algo raro" he preguntado yo.
Y gracias a ..¡quién sea! la muy capulla me ha dicho "No mujer, no pasa nada, es que tenemos muchos que hacer y no ha dado tiempo. Si hubiera algo ya te lo habríamos dicho".
¡Joder, me he quedado tan aliviada, que se me ha olvidado insultarla!
Así que tengo que quitarme de la cabeza es puta aprensión mía. ¡Pero ya!

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jueves, julio 26, 2007

Puta física

-¿Se va a sentar?- La mujerona se aprieta contra Javier mientras le hace la pregunta. Intentando no dejar ni un pequeño resquicio por donde pueda colarse cualquiera de los que están cerca.
-¿Qué? ¡No, no, siéntese usted!- Contesta Javier sobresaltado y le deja sitio para que pase.
Mientras la mujer se esfuerza por colocarse bien el vestido que se le ha quedado arrugado al sentarse, Javier la mira sin verla, abstraído en sus pensamientos que siguen en Carmen. La imagina allí, arropada por las sábanas, esas sábanas tan blancas y rasposas; blancas como las paredes, como el propio rostro de Carmen, y el sentimiento de culpa vuelve a cubrirle por completo.
Y comienza a hacerse los mismos reproches que lleva haciéndose desde hace dos meses cuando tuvieron el accidente y Carmen no despertaba, no abría los ojos, por más que él la llamaba-¡Carmen, cariño, abre los ojos!¡Ya viene el 112, Carmen, ¡Por Dios abre los ojos de una puta vez!
Pero Carmen no le escuchaba, y siguió sin escucharle en la ambulancia, donde el sonido estridente y machacón de la sirena se metía hasta el último poro de la piel. Y siguió sin abrirlos en urgencias, ni en la UCI, ni ahora, en esa habitación tan blanca.
Y él no sabía que hacer, como ayudarla a que volviera. Los médicos decían que había posibilidades para que saliera del coma. Una enfermera bienintencionada le había comentado que algunos pacientes respondían a la voz de las personas cercanas a ellos. Pero Javier había agotado sus palabras y cuando entraba en la habitación lo único que hacía era tomar su mano y esperar, y pensar y echarse la culpa de todo.
-Si no hubiera ido tan deprisa…, si hubiera obligado a Carmen a ponerse el casco.¿Por qué no la hice caso y fuimos en metro.¡Los viernes hay tanto tráfico! Me decía…
Javier sale de su ensimismamiento y se da cuenta que ha llegado a su parada. Baja deprisa y se dirige a ese odiado hospital. Hasta llegar a la habitación se cruza con varias enfermeras que le conocen. Una de ellas, la más amable y simpática, se para y le saluda.
Parece algo nerviosa y Javier le pregunta con miedo-¿Pasa algo?-La enfermera le da un apretón en el brazo y sonríe-El doctor Jiménez quiere hablar contigo-¿Pero, es algo malo? Pregunta Javier alterado-Tranquilo Javier, es sobre el resultado de unos análisis, no te asustes, no es..-dice con duda-..malo.
Javier le da las gracias y entra en la habitación. Se acerca a la cama y besa con suavidad la frente fría de Carmen, como siempre ella no responde al beso. Media hora después aparece el doctor Jiménez acompañado por otra doctora que Javier no conoce. Con renuencia se acerca a ellos y les pregunta-¿Qué ocurre? ¿Qué pasa con esos análisis?
-Javier, no te alteres. El estado de tu mujer en general es el mismo, ya te hemos dicho que es muy difícil que salga del coma y que deberías estar preparado para lo peor. Pero ha surgido algo que no esperábamos. Una enfermera notó que el abdomen de tu mujer estaba muy duro y nos lo comunicó. Decidimos hacerle una ecografía, para descartar una oclusión intestinal y comprobamos que está embarazada. No te voy a engañar, no entiendo como no nos hemos dado cuenta antes, ha sido un fallo garrafal.
Javier atónito no sabe que decirle al médico, y farfulla algunas palabras ininteligibles. Los dos médicos, se deshacen en explicaciones sin sentido y después salen al pasillo, dejando a la pareja solos. Se sienta en el incómodo sillón que está al lado de la cama, y mira a su estática mujer. Se inclina hacia ella, y posa con suavidad la cabeza en su vientre y no sabe por qué, se le viene a la cabeza la señorita Claudia, la profe de física en cou, cuando les explicaba las leyes de Newton, esa que dice que todo acción tiene su reacción, y recuerda la noche en la que después de haber estado con sus amigos ahogando sus penas en alcohol, fue a visitar a su mujer, y la borrachera unida a la soledad que sentía, le llevó a tumbarse en su cama, a besar su labios resecos, a buscar una respuesta a sus caricias, y la oscuridad y el silencio del hospital hicieron el resto.

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lunes, julio 23, 2007

La música

Me levanto de la silla y me acerco al radiocasete, pulso el open del cd y meto el pequeño disco plateado, aprieto el play, y la rota voz de Dyango acaricia mis sentidos; me siento y espero, y un minuto después apareces tú. Silencioso te acercas a mí, y posas tus manos en mis hombros.
Tus labios rozan mi cuello y me estremezco, mi boca se vuelve buscando tu boca, y nuestras lenguas comienzan a jugar, entrelazándose, mientras suena la canción.
“Sí yo fuera él, que lo tiene todo…”
Con suavidad haces que me levante y me diriges hacia la pared, allí me aprisionas y tus besos, antes dulces, se vuelven salvajes, urgentes, ansiosos. Tus manos vuelan por mi cuerpo, deshaciendo obstáculos de tela, dejando al descubierto mi temblor.
Y su canción lo dice todo.
“Hay algo en ella que me descontrola, que me vuelve loco…”
Y como queriendo darle la razón, la locura se apodera de ti, y a la vez de mi, la urgencia de nuestro deseo nos obliga, y nos hace perdernos en nuestros sentidos.
Y cuando laxos ya, aún abrazados, descansamos el uno en el otro, el teléfono nos devuelve a la realidad, recomponemos nuestro aspecto y tu te vas a tu despacho, y yo me acerco a la puerta que nos separa y escucho “A las siete, si cariño, llegaré a la hora, hasta luego”. Y Dyango sigue cantando.
“Pero es mejor querer, y después perder, que nunca haber querido….”

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domingo, julio 22, 2007

22 de Julio

En un día como hoy:

1795
Paz de Basilea, que pone fin a la guerra del Rosellón entre Francia y España.
1894
Celebración de la primera carrera automovilística de la historia, entre París y Rouen. La velocidad media de los vehículos fue de veinte kilómetros por hora.
1936
Fuerzas republicanas sofocan la sublevación en Guadalajara y las fuerzas nacionales toman el puerto de los Leones (Madrid), durante la Guerra Civil española.
1937
México acoge a 500 niños españoles "de la guerra
1944
Finaliza la conferencia económica de Bretton Woods (Estados Unidos) que acordó la creación del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM).
1946
Conferencia Internacional en la que se decide la creación de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
1957
Nace una hermosa niña a la que imponen el nombre de Gloria.Años después será conocida como Morgaana.


Y después pasaron muchas más cosas, pero eso es ya otra historia.

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sábado, julio 21, 2007

Ha vuelto la censura

Un magistrado español ha tenido la feliz idea de secuestrar la revista satírica "El Jueves",porque según él ha ofendido al heredero de la corona española y a su esposa.
Sólo voy a decir una cosa al respecto:
"No ofende quién quiere sino quien puede"

Esta es la portada secuestrada



Mi homenaje al Jueves

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viernes, julio 20, 2007

El refugio en acción

Rescate de animales por el Refugio

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miércoles, julio 18, 2007

Envidia

Lo tengo que decir,
Ati que me lees, sin saber de mí.
Escucha
Nací envidiosa, ¡Qué le voy a hacer!
Vivo rodeada de una nube de celos,
Impaciente por tener lo que es tuyo.
Dividida en sentimientos encontrados,
Intuyo tus movimientos,
Acosada por mis miedos.
Me escondo tras una hoja en blanco,
Esperando el maldito momento
Certero en que tu
Ocuparás todos mis pensamientos.
Revolviendo mis entrañas
Recorriendo mi cuerpo entero.
Olvidas que soy humana,
Escondo mis secretos.
Emerjo de la nada,
Lamiendo tus restos,
Ahita de tus éxitos,
Lamentando mi mala suerte
Maldiciendo tu genio.
Ahogándome en mi resentimiento.

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lunes, julio 16, 2007

Miedo

¿A qué tienes miedo? Me preguntaste.
A tus ojos, contesté sin mirarte,
A tus ojos glaucos que me miran
Sin verme.
A tus fríos ojos que me hielan
en la distancia.
A tu mirada terrible

¿A qué tienes miedo? Me exigiste.
A tus manos, contesté,
Escondiendo las mías.
A tus manos duras que me hieren
al tocarme.
A tus manos blancas
que siempre me ofenden.

¿Me tienes miedo? Te reíste.
Sí, contesté,
mientras temblaba.
Tengo miedo de ti.
De quererte y que me quieras,
pero como tu sabes.
De poder vivir sin ti
y no necesitarte.

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miércoles, julio 11, 2007

El tren

Ya viene-se dijo Fotunato mientras con los ojos cerrados, sentía en su cara el estremecimiento de los raíles; apoyándose en una mano se levantó y salió de las vías.
Se quedó a cierta distancia de ellas, desde donde podía vislumbrar las siluetas de los viajeros en las ventanillas y a la vez sentir el golpe de aire que dejaría el paso del tren.
Como cada día vio llegar el Avant que cubría el trayecto Madrid-Puertollano, como cada día saludó con la mano al paso del tren, como cada día dio un pequeño suspiro al ver como el tren se alejaba igual que una bala.
Dio media vuelta y se dirigió hacia las tierras, al llegar allí se subió al viejo tractor verde y continuó su trabajo, aunque su cabeza seguía dándole vueltas al tren.
Se preguntaba si tendría la suerte de que le admitieran en Renfe. Hacía ya más de cuatro meses que había enviado la solicitud para el trabajo de revisor. Daría lo que fuera por trabajar allí, poder viajar, conocer otras ciudades, dejar la monotonía de su pueblo y de los campos atrás.
Miró el reloj que colgaba del salpicadero y vio que era ya la hora de comer. Apagó el motor del tractor, se caló la gorra y se dirigió hacia su casa. Sultán y Mora le esperaban en el camino; los perros trotaron alegres hasta él, y jugando con ellos recorrió el corto paseo que le separaba hasta la pitanza.
Cuando entró los viejos ya estaban sentados a la mesa. Su padre comía sin levantar la vista del plato, y sólo dio un gruñido cuando él se sentó. La madre se levantó presurosa y trajo su plato que reposaba al calor de la lumbre.
Empezó a comer con el runrún de la televisión que su madre contemplaba mientras comía. Al terminar su padre le preguntó-¿Cómo va el sembrao?- Ahí va, bien-respondió Fortunato., levantándose de la mesa.
Se sentó en el sofá disponiéndose a dormir la siesta, cuando su madre que recogía la mesa, le dijo-¡Fortu, hijo, que se me había olvidao, que t’a llegao una carta!.
Se incorporó del sofá y rasgó el sobre de la carta con premura, mientras la madre le observaba; al ver la cara de sorpresa de Fortu, le preguntó con algo de miedo-¿Qué quieren los de Renfe?¿No querrán echarnos de las tierras?
-No madre, no se preocupe no es eso. ¡Es que me contratan! ¡Me dan un trabajo de revisor en el tren¡-le dijo el chico, levantándose y abrazándola.
-Entonces…¿Te marchas de casa?
-Marcharme, marcharme…. Tendré que vivir en Madrid o en Puertollano, digo yo, no sé-Fortunato miró la cara preocupada de su madre-Mire, tengo que ir a Madrid, allí ya me dirán, pero no se disguste madre, Puertollano está muy cerca…

Fortunato estaba muy contento, en el autobús que le traía de vuelta al pueblo, leía y releía el contrato que había firmado. En quince días debía incorporarse a su puesto,¡revisor en el Talgo! Mejor que el Avant.
Cuando llegaron al pueblo, miró por la ventanilla buscando a su madre, pero no estaba. Le extrañó que no estuviera esperando pero no le dio más importancia. Cuando llegó a su casa la puerta estaba cerrada y eso le extrañó más. Se acercó a casa de la vecina, y cuando ésta le vio, corrió a abrazarle y se echó a llorar.
-¡Ay Fortu, hijo mío, que desgracia más grande! Le dijo gritando.
-¿C’a pasao señá Paca?-le preguntó asustado.
-¡Ay tu pobre padre que se l’an llevao al hospital de Puertollano! ¡Que le dio un vahído cuando estaba labrando, y no sabemos ná desde entonces!
Fortunato salió corriendo y fue a buscar a Ramón, le convenció para que cerrara el bar y le llevara a Puertollano en su coche.

El muchacho y su madre cogidos de la mano observaron como bajaban el ataúd, el cura daba un responso y después de recibir los pésames de todo el pueblo, bajaron la cuesta del camino del cementerio hasta su casa.
Al llegar allí se sentaron alrededor de la mesa. Su madre suspiró y le miró-¿Cuándo te vas a ir?-le preguntó con lágrimas en los ojos.
-No se madre. Ya veremos-le contestó Fortu sin mirarla.

Fortunato comprueba el reloj que cuelga del salpicadero, son las doce. Mira hacia las vías del tren y ve pasar el Avant como una centella. Pone en marcha el tractor y continúa arando las tierras.

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viernes, julio 06, 2007

Maldición

Yo nací maldito, eso me decía mi madre cuando harta ya de mi, me agarraba por las orejas y me tiraba al jergón. Yo me hacía un ovillo mientras ella calmaba su furia azotándome con el vergajo hasta quedar agotada.
Nunca iba al río con mis amigos, no quería que vieran los verdugones que tenía en el cuerpo, no quería que supieran que era un cobarde que se dejaba pegar por una hembra. Bastante tenía con que todos me llamaran bastardo o fill de puta.El que suponía que era mi padre, Pedro Ruiz, era el boticario del pueblo. Digo suponía porque mi madre nunca me lo dijo, pero sus ojos eran del mismo color que los míos, y su pelo tan encrespado y rojo como el que me cubría la testa.
Andaba yo por los trece años cuando mi madre me vendió a un buhonero que vino al pueblo a vender sus baratijas y abalorios. Mi madre intimó con él, como con casi todos los varones que andaban cerca de ella, y una noche después de retozar en el jergón, oí como mi madre le decía que cuando pensaba partir, él le contestó que en un par de días alzaría el vuelo.
Entonces ella le dijo que me llevara con él-Es un zagal listo, te vendrá bien; sabe trabajar duro, ya me he encargado yo de ello y además puede prepararte un buen plato de gachas. Te lo doy por veinte maravedises.
-¿Y para qué necesitas veinte maravedises tu?- Le dijo riendo el buhonero.
-Para comprar un vestido para la fiesta del patrón y algunos amuletos, y si me sobra un tonelillo de vino dulce.
-Veinte maravedises, eh. Trato hecho, me quedo con el zagal. Me vendrá bien una ayuda.
Así unos días más tarde partí con el buhonero, con tan solo los harapos que llevaba sobre mi piel, y sin que mi madre derramara una lágrima al despedirse de mí.
Viajamos hacia el norte durante varias semanas. Al llegar cerca de León, Munio que así se llamaba el buhonero, cambió algunas de sus baratijas por una camisa y unas calzas de lana y unas botas usadas de cuero para mí. Dijo que no quería que me muriera de frío, por lo menos antes de dos años, para compensar el gasto
Munio me trataba mejor de lo que nunca lo hubiera hecho mi madre. Nunca me azotó sin razón y me daba de comer lo mismo que él comía. Yo estaba agradecido a mi amo y señor.
Tras pasar León nos dirigimos hacia tierras asturianas, y ya cerca de Oviedo, nos salieron al paso unos caminantes. Al principio nos parecieron peregrinos de viaje santo, pero al acercarse a nosotros, Munio se dio cuenta que eran asaltantes.
-¡Ojo Nuño!-me dijo-Toma-y me tendió la navaja que usaba para cortar las hogazas de pan. Yo me quedé alelado mirándola hasta que los hombres se dirigieron a nosotros voceando. Entonces me la guardé debajo de la camisa.
Los asaltantes llegaron hasta nosotros y se encararon con Munio, pidiéndole lo que llevaba. El se resistió y uno de ellos le atizó con un garrote. Cayó al suelo sin pronunciar una palabra. Rebuscaron en sus bultos, y el que había golpeado al buhonero me miró. Yo estaba temblando-¡Eh zagal, ¿era tu padre? Negué con la cabeza, y el hombre se echó a reir.
-Ahora eres libre muchacho. Puedes irte por tu camino o venir con nosotros. No tendrás una vida tranquila pero será mejor que la que tenías
Mientras ellos emprendían la marcha, yo me quedé atrás, y algo me hizo seguirles, al principio varios pasos detrás, pero al poco caminaba a su lado.
No hay tiempo ahora para relatar mis andanzas junto a ellos, escribo estas letras desde un calabozo de la alcazaba de Gormaz, donde espero la hora de encontrarme con el Señor, o tal vez sea con el diablo, con quien tenga que jugarme los cuartos. Lo mismo me da acabar mi maldición con cualquiera de los dos.

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martes, julio 03, 2007

El hombre y el oso

"Cuanto más feo, más hermoso".Eso me decía mi madre cada vez que me quejaba de la pelusilla que me nacía en la barbilla, y que yo me empeñaba en quitar, no con la máquina de afeitar de mi padre, sino con la cera que utilizaba mi madre para depilarse.
Por eso cuando años después volví a su casa, tras mi operación de cambio de sexo, me dijo "¡Cómo has podido hacerme ésto, ya no eres mi hijo"
Yo le contesté "El ignorante es poco tolerante."

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domingo, julio 01, 2007

Día del orgullo gay

Ayer nos decidimos a ir a ver la cabalgata gay en Madrid. Me esperaba otra cosa, un poquito más animada. Quizá no elegimos bien el sitio.
Fuimos directamente a Gran Vía, a la pza de Callao. La cabalagata comenzaba en la Puerta de Alcalá a las seis de la tarde, pero cuando llegamos a Callao eran las ocho y allí no había nada. Bueno había mogollón de gente pero de cabalgata ni la sombra. A partir de las 8, 30 empezaron a aparecer grupos de colectivos, unos con música y otros sin ella, que pasaban bastante espaciados entre unos y otros, y que nos daba tiempo a invadir toda la calle. Nos fuimos de allí cerca de las diez de la noche, y ésto es algo de lo que pude ver. (Se agotaron las puñeteras pilas de la máquina)



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