Algún tiempo después, se encontraban juntos, jugando como siempre, el lobo, el conejito y el ratón.
De pronto se oyó un gran estruendo y los tres,asustados, se escodieron detrás de un roble grandísimo. ¿qué será ese ruido horrible?- Se preguntaban los tres.
A lo lejos vieron llegar a los gorrioncitos que volaban todo lo deprisa que podían.-¿Habeís oido-Preguntó Anita excitadísima.
¡si¡-contestaron los tres-¿sabeís que es?
¡Son los hombres, los leñadores¡ gritaba pepe. Vinieron con sus sierras y hachas.¡Van a destruir el bosque¡
¿y que vamos a hacer? No nos pueden cortar los árboles, son nuestros amigos-sollozaba Félix.
No llores Félix, iré a hablar con ellos. Les convenceré de que no deben destruir el bosque, de que es necesario para todos, para nosotros y para ellos-dijo Manolo.
¡No¡ ¡No vayas¡ ¡Te matarán y te comerán¡-Dijo Toñín, el conejito.
No, a mi no. Se comen a los conejos, porque según dicen estaís muy sabrosos, y a los gorrioncitos, pero a los lobos, no. Además yo ya soy algo viejo y mi carne es dura. No, no me pasará nada.
Y así Manolo, el lobo vegetariano, se puso en marcha hacía donde se encontraban los hombres. Llegó a un claro y observó a los leñadores.
Unos talaban un gran árbol, otros cortaban los leños en trozos más pequeños, y alguno descansaba.
El lobo decidió acercarse a los que estaban descansansdo, y fue poquito a poco.Cuando llegó donde estaban sentados, les saludó-¡Hola señors leñadores¡
Pero lo único que los leñadores oyeron fue un aullido horrible, porque Manolo estaba afónico. y al volverse vieron un lobo tremendo, con el pelo erizado y los ojos amarillos.
Y cuando Manolo, dijo-Quería hablar con vosotros-saltaron del suelo asustados porque el aullido fue mas largo. Y gritaron a los demás-¡cuidado¡ ¡un lobo¡ Los que estaban trabajando soltaron todo, menos uno, un leñador grandote, muy fuerte, que se acercó a Manolo, con el hacha en la mano y blandiéndola, intentó golpear al lobo.
Manolo se enfadó y se tiró encima del hombre, que cayó boca arriba, con el lobo encima.
Los demás salieron corriendo y cuando Manolo se quitó de encima, el leñador grandote se levantó de un salto y se marchó corriendo también.
Nunca más volvieron, y desde entonces al bosque le llaman "El bosque del lobo feroz".
....continuara