sábado, febrero 04, 2006

El porqué de los dichos

Vísteme despacio, que estoy deprisa

Expresión con la cual se encarece la necesidad de no proceder atropelladamente, para ganar tiempo, porque con la prisa se puede perder.
A Fernando VII, hombre sospechoso, pero que sabía dónde iba, se le atribuye esta frase dirigida a su ayuda de cámara. Los griegos tenían un precepto, que se apropió el emperador Octavio Augusto: Apresúrate lentamente.
En el Deleite de la Discrección del duque de Frías obra de 1764, se lee una anecdota relacionada con la frase. Dice así:
Caminando un caballero, llegó a una cuesta que por áspera y arriesgada le pareció a él y a sus criados subirla a pie. Preguntóle a un aldeano de ancianidad que estaba a la falda: ¿que os parece, buen viejo, que tardaré en llegar a la altura de esa serranía? Respondió : Señor: si vais despacio, en tres horas estareís arriba, pero si deprisa, no llegareís en tres días.


Del Porqué de los dichos de José María Iribarren

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