Lucha de poderes
Salimos del colegio las tres como todos los días. Había dos opciones para volver a casa, las escaleras grandes y anchas, por donde habitualmente pasábamos, y las escaleras pequeñas.
Nos dirigimos hacia las primeras y al llegar a ellas, Orli paró en seco.
“Vamos por las otras” dijo, mirando a mi hermana, “a lo mejor están los gemelos y los vemos”. Mi hermana asintió con la cabeza.
“No, vamos por aquí” dije yo, enfrentándome a ella.
“Porqué tu lo digas, Estre y yo nos vamos por las otras escaleras”, me dijo retadora.
“ Mi hermana se viene por donde vaya yo. ¡Yo soy la mayor y ella hace lo que yo digo¡” le contesté empezando a levantar la voz.
“¡Y una mierda¡” me contestó, agarrando a mi asustada hermana de un brazo.
“¡Y una mierda para ti” le grité, mientras tiraba del otro brazo de mi hermana.
Soltó el brazo y empujándome me gritó “¡vete a la porra, gorda¡
La rabia se apoderó de mí y sin pensarlo le solté un guantazo, que resonó en la calle vacía.
Sus ojos se abrieron como platos y las lágrimas comenzaron a brotar de ellos.
Sin volver a mirarla, volví a agarrar el brazo de mi hermana, y tirando de ella, comencé a bajar las escaleras, mientras Orli seguía llorando arriba.
Cuando llegamos abajo, miré hacia atrás y vi que había desparecido. Eché a correr, tenía que llegar primero a casa, y contarle a mi madre lo que había pasado, antes que ella se lo contara a la suya.
Nos dirigimos hacia las primeras y al llegar a ellas, Orli paró en seco.
“Vamos por las otras” dijo, mirando a mi hermana, “a lo mejor están los gemelos y los vemos”. Mi hermana asintió con la cabeza.
“No, vamos por aquí” dije yo, enfrentándome a ella.
“Porqué tu lo digas, Estre y yo nos vamos por las otras escaleras”, me dijo retadora.
“ Mi hermana se viene por donde vaya yo. ¡Yo soy la mayor y ella hace lo que yo digo¡” le contesté empezando a levantar la voz.
“¡Y una mierda¡” me contestó, agarrando a mi asustada hermana de un brazo.
“¡Y una mierda para ti” le grité, mientras tiraba del otro brazo de mi hermana.
Soltó el brazo y empujándome me gritó “¡vete a la porra, gorda¡
La rabia se apoderó de mí y sin pensarlo le solté un guantazo, que resonó en la calle vacía.
Sus ojos se abrieron como platos y las lágrimas comenzaron a brotar de ellos.
Sin volver a mirarla, volví a agarrar el brazo de mi hermana, y tirando de ella, comencé a bajar las escaleras, mientras Orli seguía llorando arriba.
Cuando llegamos abajo, miré hacia atrás y vi que había desparecido. Eché a correr, tenía que llegar primero a casa, y contarle a mi madre lo que había pasado, antes que ella se lo contara a la suya.
Etiquetas: Relatos
4 Comments:
Que anecdota! son de esas que no se olvidan, la lucha de poderes es algo que nunca cesara y que en cualquier ambito existe.
Que paso despues?
Besos y disfruta tu fin de semana!
No recuerdo quién lo dijo: "Cuando una persona se declara mediocre el mundo descanza"
¿que pasó después? Pues toda una vida Lety :)
Xoco lo de mediocre por quién va?
Un besito morgaana y gracias por tu incondicionalidad..
^^
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