RAMON SAMPEDRO

Estoy leyendo el libro de Ramón Sampedro "cartas desde el infierno", y me ha sorprendido bastante. No por el tema que casi siempre esta ahi, la eutanasia, sino porque he descubierto a un gran poeta y filósofo.
Sampedro tenía muy claro que amaba la vida, pero la vida que merece la pena ser vivida.
-"Morir es un acto humano de libertad suprema;/ es poder ganarle a dios la última partida./ Un corte de mangas que democráticamente le hacemos al dolor,/ por amor a la vida"
Este es un fragmento de uno de sus poemas, donde expresa su sentido del humor. En el libro hay cartas a amigos, a gente que le escribía intentando hacerle cambiar de idea, y en todas sus respuestas hay una infinita paciencia y mucho humor.
Hubiera sido un gran honor conocer personalmente a Ramón, eso es ya imposible, pero podemos conocer su esencia leyendo este libro.
Yo no entro en si lo que hizo estaba bien o mal, sólo se que fue su decisión y que nadie que no se encuentre en esa misma situación sabe lo que se siente.


Mirando la montaña, soñabas con volar.
Volando sin ataduras, soñabas con vivir.
Tu sueño te cercaba, querías romper con él.
Buscabas un camino para renacer.
Algunos te entendieron, te quisieron libre también.
Te prestaron su mano para hacerte feliz.
A ellos que fueron valientes, a ti que lo eras desde siempre,
a los que te cuidaron y te quisieron,
gracias por permitirme conocerte.

DURERO

El Museo del Prado acoge desde el 8 de este mes hasta el 29 de Mayo, una exposiciónde Alberto Durero. La muestra de 58 dibujos y 29 estampas proceden de la Albertina de Viena, además se exponen las cuatro tablas que conserva el Museo del Prado.
Alberto Durero pintor, grabador, dibujante y tratadista- nació en 1471 en Nüremberg.Aunque inició su formación artística como orfebre -lo que quizá incrementó el desarrollo de sus extraordinarias facultades para la observación y la minuciosidad- sus aptitudes para el dibujo le inclinaron muy pronto hacia la pintura, comenzando su aprendizaje en 1486 en el taller de Michael Wolgemut (c. 1433-1519). Para ampliar su educación y profundizar en el conocimiento del arte germánico, tres años después viajó por el Alto Rin, visitando, entre otras, las ciudades de Colmar, Basilea y Estrasburgo. Conocer a Martin Shongauer (1445/1450-1491) debió de ser uno de los principales objetivos del viaje, pero este gran pintor y grabador murió antes de que Durero llegara a Colmar, donde sin embargo, sí pudo estudiar su magnífica técnica de grabado a buril, que le abrió las puertas para la posterior definición de su propio arte. En 1494, Durero regresó a su ciudad natal y a los pocos meses contrajo matrimonio con Agnes Frey (1475-1539), enlace acordado por su familia para garantizarle una cierta seguridad económica. En otoño de ese mismo año emprendió su primer viaje a Venecia, con la intención de conocer el nuevo lenguaje del Renacimiento italiano que, a partir de entonces, influyó decisivamente en su arte, junto al recuerdo de la Antigüedad clásica. Asimismo, el contacto con la obra de pintores como Pollaiuolo y Mantegna le aportó una manera de tratar el desnudo y el cuerpo humano en movimiento desconocida hasta entonces en Centroeuropa. Tras su vuelta a Nüremberg, Durero alcanzó pronto renombre como artista "moderno" y polifacético, en especial entre los círculos de eruditos, algunos de los cuales, como Willibald Pirckheimer (1470-1530), le facilitaron la obtención de importantes encargos, le relacionaron con influyentes personajes de la época y, junto al propio artista, fueron decisivos para la renovación cultural de Alemania bajo el signo del humanismo clásico. Durante los siguientes años, Durero llevó a cabo una intensa actividad como pintor y grabador, y su prestigio se extendió fuera de su propio país, gracias fundamentalmente a su obra grabada. Pudo comprobar su fama en su segundo viaje a Venecia, desde el otoño de 1505 hasta la primavera de 1507. Allí fue recibido y agasajado por ilustres artistas, como Giovanni Bellini (c. 1430-1516), realizó algunas pinturas y admiró y estudió, los avances del arte italiano. Después de volver a Nüremberg, su triunfante trayectoria profesional se vio refrendada en 1512 por el nombramiento de pintor de Maximiliano I. La muerte del emperador en 1519 truncó su fecundo trabajo de esos años, destinado fundamentalmente a la exaltación del poder imperial, y también supuso la suspensión de la renta vitalicia que le había sido otorgada por el monarca. Para solucionar este problema, viajó con su esposa a los Países Bajos en 1520, con el propósito de reclamar la continuidad de esta remuneración al nuevo emperador Carlos V. Tras conseguirlo, la pareja regresó a su país en 1521 aunque el artista volvió ya enfermo de la malaria que años después acabaría con su vida. Aunque continuó con su actividad como pintor y grabador, durante sus últimos años se dedicó especialmente a la elaboración de textos teóricos, mostrando una especial preocupación por el estudio de la geometría, la perspectiva y las proporciones del cuerpo humano. En esa etapa recibió también la influencia de la doctrina de Lutero, de la que se declaró partidario, aplicando el renovado tratamiento espiritual defendido por el monje agustino a la concepción de sus últimas obras religiosas. Durero murió en 1528. Tras de sí dejó una obra fundamental para explicar el paso de la mentalidad medieval a la Edad Moderna, ya que su arte supone la más relevante aportación alemana a la Europa del Renacimiento. (datos tomados del Museo del Prado)