lunes, mayo 07, 2007

El baño

Los domingos eran los días del baño para todos. El primero siempre era el padre; la madre llenaba la gran tina del baño con agua humeante que previamente había traído de la fuente del pueblo, acarreando ella dos cubos y Myriam otros dos.

Después estiraban la manta de la cama de matrimonio y tapaban al padre mientras se desnudaba. Reuben tiraba de un lado y su madre de otro. La madre miraba abiertamente como se desnudaba su marido, Reuben volvía la cara.

El padre se introducía en la tina con cuidado, y entonces el chico volvía a la Torá y la madre enjabonaba el rostro de su esposo, y le afeitaba cuidadosamente procurando no tocar la perilla canosa.

Tras el afeitado, el padre se enjabonaba y después de un rato, volvían a taparle con la manta y se secaba vigorosamente.

El siguiente era Reuben que no estaba mucho tiempo a remojo, no quería encojer decía siempre sonriendo. Le seguía Myriam, que demoraba un poco más, y luego la madre se encargaba del pequeño Jonás. La última siempre era ella, cuando se introducía en la tina, el agua siempre estaba ya más que tibia. Estaba poco rato, sobre todo en invierno.

Hoy también era domingo. El primer domingo allí, echaba muchísimo de menos a Aaron y a Reuben. Menos mal que la niña y el pequeñín estaban con ella. No sabría si hubiera resistido si le hubieran quitado a todos.

Dos soldados entraron gritando “¡Vamos, vamos, todos afuera¡ Sarah tomó en brazos a Jonás y le dio la mano a Myriam, y salió presurosa.

En el patio decenas de mujeres y niños esperaban temblando de frío y miedo. Les hicieron formar una fila de dos y los condujeron hacia un edificio.

Sarah se fijó que salía humo de la chimenea. “¿Dónde vamos mamá? Le preguntó su hija. Sarah negó con la cabeza “No lo se mi vida”.

Los soldados empujaban a los niños que se quedaban rezagados. Uno de ellos les animó a andar más deprisa “¡Venga que os vais a dar un baño calentito!”

¡”Un baño mamá”! exclamó alegre Sarah. Y su madre la miró y sonrió. “¡Un baño chiquitín! Le dijo al oido a Jonás.

Entraron ilusionados al edificio. Los guardias cerraron la puerta tras ellos. Dos quedaron vigilando la puerta, y al rato uno de ellos le ofreció un cigarro al otro.

Mientras los encendían con una única cerilla, uno de ellos miró al cielo. Negras bocanadas de humo ennegrecían la tarde.

“¡Esto ya está! Volvamos a preparar otra tanda para el baño”.Y lentamente deshicieron el camino.

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3 Comments:

Blogger Julius Contreras said...

Deja intrigado tu cuento, Morgaana. ¿es un relato inspirado en la época franquista?
No se si el baño es verdad o es una figura literaria, o se, un simil. Pero deja con suspenso...

12:20 a. m.  
Blogger Morgaana said...

No, está basado en la II guerra Mundial, en los campos de exterminio de los nazis.
Escarlata no soy yo tan lista como para construir símiles. El baño es el baño, pero el baño de los alemanes eran las cámaras de gas.
La historia continua

12:22 p. m.  
Blogger Julius Contreras said...

Caramba, Morgaana... me has dejado con un silencio total. Tardé casi cinco minutos en escribir estas lineas...
Que la historia ya no continue en la actualidad...

10:28 p. m.  

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