lunes, marzo 12, 2007

Balbín me ha quitado las palabras de la boca

y como él lo explica mejor que yo....


En esta encrucijada entre la confusión política y directamente el galimatías por cuya pendiente nos deslizamos, "tengamos paciencia, que todo acabará mal". Quizá sea la agresión física, por enésima vez. Es lo único relativamente predecible.

La izquierda (¿?) calificando a sus adversarios como derecha extrema e identificándolos con la verdadera extrema derecha de tiempos de negro recuerdo, aunque no se parezcan en nada; la derecha (¿?), probando a los suyos un aparente ensañamiento hipócrita. La izquierda (¿?) arremete contra quienes se declaran eclécticos, recordando aquello de que "quien dice no ser de derechas ni de izquierdas, es que es de derechas". La derecha (¿?), que los otros están dispuestos a todo, a todo —juego sucio y trampas incluidas— con tal de llegar y mantenerse en el poder. Personalmente, me sentía de derechas o de izquierdas, y quizá por eso estoy resignado a ser calificado como dudoso por cada uno de los bandos. Me sentía. Antes. Ahora me siento más en la vorágine de la confusión. Cuando el gobierno de entonces se empeñaba en armar la tremolina bélica sin argumentos verdaderos, creía tener claro que aquello no tenía un pase. Cuando el gobierno de ahora traga nacionalismos como si eso fuera progresía, no me da exactamente la risa, sólo porque la cosa no es como para reírse. Cuando unos hablan de los otros como si hubieran desencadenado la guerra civil —aunque hayan nacido bastantes décadas después que yo, que ya nací después— y los otros de los unos por lo mudos que estaban cuando se les necesitaba y hasta por sus cambios escandalosos de chaqueta sólo en los momentos de conveniencia personal… Cuando asistimos a todo eso como si no pasara nada, no es que uno no sea de izquierdas o derechas, o que no quiera pronunciarse, sino que en cada momento específico tiene que tomar posiciones supuestamente contradictorias, porque siente que está todo trasteado, falseado, engañoso. Muchos se aferran sólo a unas siglas —a veces por simple tradición familiar o por rebeldía también familiar—, empeñándose en que responden a lo que esas siglas representaban cuando nacieron o lo que todavía significan en sociedades menos complejas que las del mundo occidental. Casi siempre por interés personal o, en el más comprensible de los casos, por pasiones viscerales.

Por poner un solo ejemplo, propio del día en que escribo. Los saharauís, únicos mayormente musulmanes que han probado repetidamente su cariño a los españoles, han sido casi continuamente traicionados por todos los gobiernos. ¿De derechas o de izquierdas? De todos. ¿O es que en eso no hay derechas o izquierdas? Hay el interés nacional, si se quiere llamar así. Pero entonces, ¿se es de derechas o de izquierdas con lo que pasó y ahora pasa en Afganistán? ¿También el interés nacional? ¿No será, más claramente, la simple conveniencia electoral?

Escuchaba hace unos días a un compañero al que admiro y retirado, como tantos, de la primera línea del periodismo, decir que la derecha española es fanática y la izquierda, sectaria. Él ha pasado largo tiempo por ser de izquierdas, y aún sigue sintiéndose así. "Estoy convencido —añadía— de que los que tratamos de razonar en vez de adscribirnos al fanatismo o al sectarismo, sobramos. Ya se encargan de eliminarnos los adscritos".

Estoy deseando que desarrolle su idea en esta revista y saber si resulta tan convincentemente triste como parece

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2 Comments:

Blogger Maria Del said...

Pues entonces seré de derechas, porque a los 18 tenias mis ideass politicas mas claras, y ahora no tengo quiero ni a los unos ni a los otros, no me puedo considerar de ninguno.
Es patetico ver a los dos partidos representantes del pais comportandose como grupos de menores enfrentados en los veranos en la playa.
"Si hablas con el no eres mi amigo"
"Te intenta engañar, yo no"
"El ha dicho esto de ti"
"no, lo ha empezado el otro"
Pero lo peor es que estos lo hacen moviendo masas.
Bueno, no, lo peor es que la opción que nos dejan es Izquierda unida....que hasta los carlistas ahoran están divididos, como minimo, en dos grupos.
Siempre nos quedará el partido para la legalización del cannabis, todos emporrados pero contentos.
Pena de pais.
Bueno el articulo, ¿de donde lo has pillado?

9:15 a. m.  
Blogger Morgaana said...

Del periodíco digital de Balbin.

8:53 a. m.  

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