lunes, diciembre 18, 2006

La fuerza de la palabra

¡En mi casa no quiero negros! ¡Así que ya puedes olvidarte de ese tio! REmigio escupía las palabras al rostro asustado de su hija.
Pero papá, si es sólo un amigo-contestó Maribel asustada.
¡Ni amigos ni nada, no quiero verte más con ese negro!


Abuelito, abuelito empuja el columpio-le pidió el pequeño a REmigio. Él se levantó del banco del parque y obediente se puso trás el columpio del niño. Un rato después volvió al banco, donde se había sentado una mujer.
Buenos días-dijo Remigio.
Buenos días-contestó la mujer-¡Qué amable es usted!-dijo la mujer sonriente.
¿Por qué lo dice?-contestó Remigio sorprendido.
Porque deja usted de leer el periódico para empujar el columpio del negrito ese.

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1 Comments:

Blogger Enigma said...

... que dura es la vida, ¿cierto? aqui en Mexico versa un dicho (filosofia profunda y liviana de sociedad) "lo que no has de querer, en tu casa has de tener"

Saludos

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra

2:52 a. m.  

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