Me acuerdo
-Me acuerdo que mi abuela nos llevaba a mi hermana y a mí al bar de la calle de atrás, para tomarse “una pájarita
-Me acuerdo que mi abuela me decía “pareces la Peroja”
-Me acuerdo que cuando tenía tres años, me tiré de bruces a la primera piscina a la que me llevaron.
-Me acuerdo del moño que me hicieron cuando iba a hacer la 1ª comunión. ¡era enorme¡
-Me acuerdo que el chico que me gustaba me dijo que él tenía una gran puntería, y me hizo ponerme con la boca abierta y me tiró un duro.¡tenía una gran puntería¡
-Me acuerdo de lo mentirosa que era.
-Me acuerdo de la única vez que ví discutir a mis padres. Estaban empapelando el salón.
-Me acuerdo de cuando fuimos a recoger nuestro primer coche. Nos perdimos buscando una gasolinera.
-Me acuerdo de los bocatas de salchichón del recreo del instituto, 50 gr de salchichón en una barrita.¡¡que ricos¡¡
-Me acuerdo que una vez me pasearon por todo el colegio, con una nariz de Pinocho.
-Me acuerdo de mi disfraz de indio.
-Me acuerdo de un sueño que tuve en el que yo viajaba en el submarino de “viaje al fondo del mar”.
-Me acuerdo que mi tío se comió todos los caracoles que recogimos después de una tarde de lluvia en Asturias. Le odié.
-Me acuerdo de los batidos que nos hacía mi abuela con leche condensada y gaseosa.
-Me acuerdo que mi abuela cuando venía alguna visita a casa y quería que se marcharan ponía la escoba boca arriba detrás de la puerta de la cocina.
-Me acuerdo que una vez saltamos por la barandilla del corredor de mi casa al tejado de la casa colindante, y que nos metimos por todas las habitaciones de aquella casa, que estaba deshabitada y en la que pensábamos que había fantasmas. En una de las habitaciones descubrimos un teléfono, uno de esos que había en los años 70, grande, pesado y negro. En ninguna de nuestras casas había teléfono y para nosotras era algo mágico. Mi amiga Orli que era a la que más trastadas se le ocurrían, decidió llamar a la policía y cuando contestaron empezamos a gritar….¡¡¡¡socorro, socorro que nos matan¡¡
La Peroja
El primer recuerdo que tengo de ella es el miedo y la fascinación que me producía. Mi abuela me decía “ Pareces hija de la Peroja”,
La Peroja era una mujer de edad indeterminada, para mí en aquel entonces era muy vieja.
La veíamos pasar por en medio de mi calle, toda llena de vendajes y con un montón de perros detrás de ella.
A mi me daba miedo porque los mayores decían que estaba loca, pero en el fondo envidiaba todos aquellos perros que la seguían. Mi mayor deseo era tener uno.
Mi abuela me decía que me parecía a ella por eso, porque siempre estaba pidiendo un perro, y por que cada dos por tres se me abría una muñeca o un tobillo, y me ponía una venda.
Con el tiempo deje de ponerme vendas casi todas las semanas, ahora sólo me pongo muy de vez en cuando una muñequera, y mi perro me acompaña todos los días.
No se que fue de la Peroja, espero que la dejaran morirse tranquila llena de vendajes y rodeada de sus perros.
-Me acuerdo que mi abuela me decía “pareces la Peroja”
-Me acuerdo que cuando tenía tres años, me tiré de bruces a la primera piscina a la que me llevaron.
-Me acuerdo del moño que me hicieron cuando iba a hacer la 1ª comunión. ¡era enorme¡
-Me acuerdo que el chico que me gustaba me dijo que él tenía una gran puntería, y me hizo ponerme con la boca abierta y me tiró un duro.¡tenía una gran puntería¡
-Me acuerdo de lo mentirosa que era.
-Me acuerdo de la única vez que ví discutir a mis padres. Estaban empapelando el salón.
-Me acuerdo de cuando fuimos a recoger nuestro primer coche. Nos perdimos buscando una gasolinera.
-Me acuerdo de los bocatas de salchichón del recreo del instituto, 50 gr de salchichón en una barrita.¡¡que ricos¡¡
-Me acuerdo que una vez me pasearon por todo el colegio, con una nariz de Pinocho.
-Me acuerdo de mi disfraz de indio.
-Me acuerdo de un sueño que tuve en el que yo viajaba en el submarino de “viaje al fondo del mar”.
-Me acuerdo que mi tío se comió todos los caracoles que recogimos después de una tarde de lluvia en Asturias. Le odié.
-Me acuerdo de los batidos que nos hacía mi abuela con leche condensada y gaseosa.
-Me acuerdo que mi abuela cuando venía alguna visita a casa y quería que se marcharan ponía la escoba boca arriba detrás de la puerta de la cocina.
-Me acuerdo que una vez saltamos por la barandilla del corredor de mi casa al tejado de la casa colindante, y que nos metimos por todas las habitaciones de aquella casa, que estaba deshabitada y en la que pensábamos que había fantasmas. En una de las habitaciones descubrimos un teléfono, uno de esos que había en los años 70, grande, pesado y negro. En ninguna de nuestras casas había teléfono y para nosotras era algo mágico. Mi amiga Orli que era a la que más trastadas se le ocurrían, decidió llamar a la policía y cuando contestaron empezamos a gritar….¡¡¡¡socorro, socorro que nos matan¡¡
La Peroja
El primer recuerdo que tengo de ella es el miedo y la fascinación que me producía. Mi abuela me decía “ Pareces hija de la Peroja”,
La Peroja era una mujer de edad indeterminada, para mí en aquel entonces era muy vieja.
La veíamos pasar por en medio de mi calle, toda llena de vendajes y con un montón de perros detrás de ella.
A mi me daba miedo porque los mayores decían que estaba loca, pero en el fondo envidiaba todos aquellos perros que la seguían. Mi mayor deseo era tener uno.
Mi abuela me decía que me parecía a ella por eso, porque siempre estaba pidiendo un perro, y por que cada dos por tres se me abría una muñeca o un tobillo, y me ponía una venda.
Con el tiempo deje de ponerme vendas casi todas las semanas, ahora sólo me pongo muy de vez en cuando una muñequera, y mi perro me acompaña todos los días.
No se que fue de la Peroja, espero que la dejaran morirse tranquila llena de vendajes y rodeada de sus perros.
Etiquetas: Relatos
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