La tía Carmen

La tía Carmen nació allá por los años 20, es la mayor de siete hermanos; nunca fue una mujer guapa pero puede que fuera por su porte, o quizá por su alegría, los hombres andaban detrás de ella, pero al llegar a los cuarenta seguía soltera.
Por aquella época decidió emigrar a Inglaterra, viajó hasta allí con un trabajo de camarera en un hotel. En el hotel conoció a dos hombres, uno era español y el jefe de camareros, un hombre con carácter, dicharachero y atractivo, y más o menos de su edad. El otro era un joven escocés, tan soso como alto. El escocés no sabía nada de español y la tía Carmen ni papa de inglés. Aún así se enamoraron y se casaron.
Los veranos venían a España de vacaciones, a casa de una de sus hermanos, donde sus bulliciosos sobrinos tomaban el pelo al escocés. Él después de treinta años de convivencia con ella entendía perfectamente nuestro idioma pero no había quien le sacara una palabra.
Llegaban a Madrid, con las maletas rebosantes de regalos, y unos días después comenzaba el peregrinaje del resto de la familia para verlos o bien eran ellos los que recorrían la ciudad para abrazar al resto.
Los sobrinos, obligados en algunos casos por sus padres, recogían la ropa que la tía Carmen se empeñaba en traer todos los años, le daban unas gracias hipócritas y después cuando podían escaquearse del salón, se reían entre ellos comentando el mal gusto de los ingleses vistiendo.
Y así trascurrieron casi treinta años de su vida, trabajando y viajando en los momentos libres con su escocés.
Pero el escocés que era casi veinte años más joven que ella, murió casi sin avisar. La tía Carmen llamó a su familia de España, y sus dos hermanas partieron para estar junto a ella en aquellos momentos.
Las hermanas decidieron que la tía Carmen no podía seguir sola en Londres, ella había perdido la vista y el escocés era su único sostén. Así que volvieron a Madrid las tres.
Durante un año y medio, las dos hermanas se turnaron para tenerla en su casa, la convivencia no era buena, sobre todo con la hermana que la seguía en edad, y cuando la hermana más joven enfermó y al cabo de unos meses falleció, todo se descontroló.
La hija de su hermana, preocupada por el cariz que estaba tomando la vida diaria de su madre y su tía, habló con otros primos y decidieron que lo mejor sería que la tía Carmen fuera a vivir a una residencia.
Y así fue, desde hace más de un año la tía Carmen vive en una pequeña residencia, donde se siente tranquila pero no feliz.
Los primeros meses tuvo bastantes visitas, pero acabó el verano y las visitas también, Tan sólo su hermana la visita una vez a la semana, sus hermanos cuando recuerdan que ella aún vive, y aquellos sobrinos que se reían de su mal gusto la han olvidado.
La tía Carmen morirá en paz con ella misma….¿moriremos igual los demás?